Por Miro Carballo Couñago (Pintor y Dibujante)
«Como ustedes saben existen muchos deportes, unos más entretenidos o espectaculares, otros menos«
Si observamos el comportamiento de los deportistas, en cada deporte existen modos y hábitos curiosos, es decir manías o tics. Por ejemplo en el tenis suelen ser de las posiciones de objetos, reposición de las mangas de camiseta, botes repetidos de la pelota antes de rechazarla para optar por ella después, atusado del pelo, rascado de nariz… En suma hábitos comunes e imitados.
Hoy me quiero referir a una de las manías más desagradables que, incluso abogo por regularlas. Es la del futbolista escupidor compulsivo.
Es muy desagradable el que un jugador esté escupiendo compulsivamente mientras juega. Se puede observar en un partido los escupitajos que expulsan al césped la mayoría de ellos. Asqueroso. Además ya lo hacen por imitación unos de otros, acto reflejo. No tienen en cuenta que cada poco reciben (o hacen) faltas que exteriorizan de forma alarmante y teatral tirados en el suelo rodando varios metros, por lo que se rebozan en sus propios y ajenos lapos de forma reiterada. Debería ser también asqueroso para ellos.
Observen, ahora que empieza la liga y tendremos cantidad de ejemplos de cómo practican esa mala costumbre en directo, plano corto y a distancia; diversos estilos. Un amigo, cuando le conté esa repugnante costumbre la justificó en referencia a que se trata de una necesidad corporal en consecuencia al esfuerzo físico. Si eso fuese cierto lo mismo pasaría en el baloncesto, balonmano, futbol-sala y otros deportes con el mismo o superior esfuerzo, y no sucede o lo hacen discretamente, quiero decir no tan “natural” como los futbolistas. A mi modo de ver sería muy sano y agradable que se tomaran medidas para erradicar tan desagradable costumbre evitable.
Si no hay remedio, recuperen las escupideras del siglo pasado en lugares discretos, por ejemplo del banquillo.
Otra costumbre curiosa que practican hasta los alevines, es la de comunicarse hablando, tapando los labios. Técnicamente es imposible avisar al portero por donde tiene previsto tirar la pelota, pero esta es otra ridícula historia de absurdos hábitos implantados.
Si juegan al fútbol no se olviden del chubasquero…


