Carolina Marín posa con su Premio AS Deporte en Positivo. Foto. Diario AS.
La deportista onubense ultima su recuperación de cara a llegar en plena forma al Campeonato de Europa que se disputa en Huelva.
El 4 de agosto de 2024, Carolina Marín estuvo muy cerca de decir adiós al bádminton. Durante la disputa de las semifinales del torneo Olímpico femenino, la jugadora onubense sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de su rodilla derecha que la obligó a retirarse de un partido que estaba a punto de ganar. Esta era la tercera lesión de rodilla que sufría, y la más grave, lo que le hizo plantearse seriamente el retiro: «En su momento está claro que uno necesita su tiempo porque a nivel físico yo sabía que lo iba a superar, pero a nivel mental todo cuesta un poquito más», comentaba Carolina anoche en la Gala del Deporte del Diario AS, donde le fue concedido el premio As del deporte en positivo.
Un año y cuatro meses después, la onubense se encuentra ultimando el proceso de recuperación para volver a las pistas a inicios de año y llegar preparada al Campeonato de Europa de Bádminton de 2026, un torneo muy especial para ella pues se disputa en abril en su ciudad natal, Huelva. Un proceso que marcha bien pero que no quiere acelerar para evitar recaídas: «La recuperación va muy bien. Mientras que la rodilla aguante, intentaré seguir. Obviamente soy muy consciente del control de las cargas, de cómo voy en cada uno de los entrenamientos, cuánto tengo que apretar y cuándo debo de parar».
Para Carolina lo peor ha sido, sin duda, el proceso mental; pues el miedo a volver a pasar por ese sufrimiento al regresar a la competición te hace plantearte seriamente dejarlo: «En su momento está claro que uno necesita su tiempo porque a nivel físico yo sabía que lo iba a superar, pero a nivel mental todo cuesta un poquito más». Sin embargo, la fuerza de voluntad y el ver que su rodilla respondía en sus primeros entrenamientos con raqueta en abril le hicieron seguir adelante para regresar más fuerte que nunca: «Después de un año, la rodilla va dando pasos hacia adelante, va aguantando. Lo importante es que, a día de hoy, me sigue permitiendo jugar al bádminton. Si, afortunadamente, el deporte me sigue permitiendo coger una raqueta, allí seguiremos».

