Hace unos días, mi buen amigo Antonio J. Calero me lió para que escribiese algo. Y como a un buen amigo no se le niega nada (bueno, casi nada…), ¡aquí estoy, intentando hacer un papel mínimamente digno!
Primero, permítanme que me presente. Soy Joaquín L. Rodríguez, Gerente de Desarrollo de Negocio en Grupo EULEN para los sectores Petroquímico y Farmacéutico. Mi trabajo, entre otras cosas, consiste en conectar las necesidades de las grandes empresas con los servicios y soluciones especializados que podemos ofrecerles.
Y de ahí, precisamente, viene el tema de la gran oportunidad. En poco tiempo, el sector petroquímico tiene que pasar por una transformación enorme. Para Andalucía, esto es una oportunidad estratégica, el gran reto para la reindustrialización que tanto necesitamos. Esta transformación está ligada al hidrógeno verde, que se presenta como un recurso clave en muchas industrias: amoniaco, combustibles eficientes (SAF), fertilizantes, metanol para la industria química… y en la descarbonización de empresas pesadas.
Si te paras a pensar, en Andalucía tenemos algunos de los mayores parques energéticos (así se llaman ahora las refinerías), una industria química potente y una red de puertos lista para la acción. Se prevén inversiones de 3.000 millones de euros, con proyectos muy avanzados en el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde que buscan producir más de 300.000 toneladas de hidrógeno renovable. Esto evitaría 6 millones de toneladas de CO2 y, lo que es aún más importante, crearía más de 10.000 empleos.
Y esta es una de las grandes ventajas: el efecto multiplicador del empleo en el sector industrial. Por cada puesto de trabajo directo, se generan unos 3 empleos asociados (en el sector petroquímico, incluso 4 o 5). Por comparar, el turismo anda por 2. Y por si fuera poco, estos trabajos vienen con salarios medios muy por encima de los 20.000 euros, que es lo que ronda el salario modal en Andalucía.
Apostar por esto nos daría la posibilidad de desarrollar nuevas industrias (en movilidad, química, energías limpias…), descarbonizar otros sectores y ponernos a la cabeza de Europa en la producción y uso de esta energía. Además, seríamos un imán para los inversores. ¿Y qué nos da ventaja? Un potencial de energía solar y eólica único en el mundo, una ubicación estratégica inmejorable y, al menos a nivel autonómico, un buen apoyo.
Los obstáculos en el camino
Claro, no todo es un camino de rosas. Hay que superar algunos desafíos:
- Costos de producción altos (por ahora) aunque todos sabemos que la tecnología tiene curvas de precio descendentes.
- Infraestructuras limitadas (necesitamos autopistas que lleven la energía limpia a las fábricas) es la gran limitación, la energía limpia que se produzca para que el hidrógeno se pueda llamar “Verde” debe venir de energías renovables y desde donde se produce esta energía a dónde se necesita debe ir por algún sitio.
- Barreras administrativas (cómo no), es una espada de Damocles, pero que no afecta sólo a España.
- Falta de mano de obra cualificada, que me duele especialmente. Nuestros sistemas educativos tienen que alinearse con las necesidades de este sector.
- El cacao regulatorio en España, donde las reglas cambian según el voto del día en el Congreso, la Comunidad Autónoma, y a veces hasta las modas, etc.
Y finalmente, habrá que ver qué pasa con la demanda de las grandes empresas (si no reducen su dependencia de los combustibles fósiles) y con las políticas arancelarias que seguramente afectarán a los precios de diversos componentes y a las previsiones de venta a los países que los apliquen.
En definitiva, y para no extenderme más (lo siento, Antonio, la próxima vez ponme límites), este es un momento clave. Es el momento de volver a apostar con decisión por el sector industrial en Andalucía, que fue tan importante hasta el siglo XIX.
Es una apuesta que genera riqueza, que cambia el rumbo de depender solo del sector servicios por uno que produce cosas, que necesita talento y tecnología a paladas, y que, sobre todo, nos exige que quienes toman las decisiones definitivamente tiendan puente de entendimiento. No es tan complicado, y los andaluces y andaluzas del futuro se lo agradecerán,.
Joaquín L. Rodríguez.

