Miles de estudiantes salieron este martes a las calles de Sevilla y de decenas de ciudades españolas para protestar contra el acoso escolar bajo el lema “Esto no es un juego de niños”. La movilización, convocada por el Sindicato de Estudiantes, tuvo un seguimiento notable en institutos y centros educativos, con paros y concentraciones en más de cuarenta localidades del país. En Sevilla, la manifestación recorrió la avenida de la Constitución y reunió a centenares de jóvenes acompañados de familiares y docentes, en un ambiente de indignación y reivindicación social tras el reciente suicidio de una alumna de 14 años que había denunciado acoso en su colegio.
La joven, identificada como Sandra Peña, estudiaba en el centro Irlandesas de Loreto, donde su familia asegura que comunicó a la dirección que sufría hostigamiento por parte de tres compañeras. La Fiscalía de Menores de Sevilla ha abierto una investigación para determinar las circunstancias del caso y la posible responsabilidad de los menores implicados, así como del centro escolar. La Junta de Andalucía ha iniciado además un expediente informativo para valorar si procede revisar la actuación del colegio.
Durante la marcha en Sevilla, los participantes corearon mensajes como “Sandra, no te olvidamos”, “No al acoso escolar” o “Esto no es un juego”, en referencia al lema de la protesta. En el resto de ciudades, la convocatoria tuvo un eco similar, con concentraciones frente a delegaciones de Educación y ayuntamientos en demanda de políticas más eficaces de prevención y atención psicológica en los centros escolares.
Los manifestantes reclamaron un aumento del número de orientadores y psicólogos en los institutos, la activación inmediata de los protocolos ante cualquier caso sospechoso de acoso y la implementación de campañas de concienciación permanentes. Organizaciones estudiantiles insistieron en que “las muertes por acoso son la consecuencia extrema de un problema que sigue sin abordarse con recursos suficientes”. Según datos citados por El Diario, solo el 5,6% del profesorado en España ha recibido formación específica sobre convivencia o acoso en las aulas, lo que evidencia una carencia estructural en la detección temprana de este tipo de violencia.
Las movilizaciones de este 28 de octubre dejan un mensaje unánime entre los estudiantes: el acoso escolar no puede seguir siendo minimizado ni tratado como un asunto menor. Exigen que los centros educativos actúen con rapidez y responsabilidad ante cualquier indicio de maltrato, que se refuercen los equipos de orientación y que las instituciones asuman su papel en la protección de la infancia y la adolescencia. Andalucía se convirtió así en el epicentro de una jornada que, más allá del duelo, busca transformar la indignación social en compromiso real contra el bullying.

