El apagón eléctrico que paralizó España el pasado mes de abril todavía resuena en la memoria de ciudadanos y técnicos. Durante varias horas, buena parte del país quedó a oscuras: trenes detenidos, hospitales operando en modo emergencia y millones de hogares sin suministro. Bastaron cinco segundos para que desapareciera más de la mitad de la energía que alimentaba el sistema.
Aquel 28 de abril de 2025, un fallo súbito en la red eléctrica provocó que cerca del 60 % de la demanda —unos 15 gigavatios— se evaporaran del sistema, según los datos de Red Eléctrica de España (REE). El colapso afectó no solo a la península ibérica, sino también a interconexiones con Portugal y parte del sur de Francia.
Aunque los primeros informes apuntaron a un desequilibrio técnico entre las redes española y francesa, las causas exactas del fallo no se han determinado por completo. REE ha descartado la hipótesis de un ciberataque, pero desde el Gobierno no se ha cerrado del todo esa línea de investigación. El episodio, sin embargo, puso de manifiesto una advertencia que los ingenieros llevan tiempo repitiendo: el sistema eléctrico español, inmerso en su transición hacia las energías renovables, está operando en un punto crítico de estabilidad.
En las últimas semanas, nuevos avisos han reactivado la preocupación. Según fuentes técnicas, Red Eléctrica ha detectado fluctuaciones de tensión más pronunciadas de lo habitual. Aunque se mantienen dentro de los márgenes de seguridad, estos movimientos podrían desencadenar desconexiones automáticas en cadena en caso de producirse una sobrecarga.
Desde la compañía gestora de la red insisten en que el sistema es seguro, pero reconocen que la alta penetración de energías renovables intermitentes —como la solar y la eólica— está aumentando la complejidad del equilibrio energético. Los expertos subrayan la necesidad de reforzar las interconexiones con Europa y de mejorar la capacidad de almacenamiento para evitar desequilibrios súbitos que puedan volver a provocar un apagón masivo.
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica trabaja en un plan de refuerzo de infraestructuras eléctricas y de contingencia para emergencias energéticas, que incluiría simulacros y protocolos de respuesta rápida ante una eventual caída del sistema.
Aunque no hay indicios inmediatos de un nuevo gran corte, los informes más recientes recomiendan prudencia. España, afirman los técnicos, deberá afrontar los próximos años con un sistema cada vez más dependiente de la estabilidad digital y del equilibrio entre la generación renovable y el consumo en tiempo real.

