La reciente edición de la San Diego Comic-Con de Málaga ha cerrado con cifras de récord, superando las 120.000 visitas y generando un impacto económico de 50 millones de euros. A pesar de las críticas por las largas colas y la falta de control en algunos accesos, el evento se ha consolidado como un auténtico motor económico y cultural en la ciudad.
Entre los asistentes se encontraban numerosos seguidores dispuestos a pagar por autógrafos y fotografías con sus ídolos, mientras que otros aprovecharon la ocasión para obtener beneficios en plataformas de reventa. La fiebre por los artículos exclusivos, como los Funko Pop! limitados, ha disparado los precios en Wallapop: algunas figuras llegan a costar 600 euros, como el Funko del General Grievous de Star Wars, mientras que otras piezas, como el Funko de Spider-Boy de Marvel, alcanzan los 500 euros.
No solo las figuras de colección han sido objeto de reventa. Chapas exclusivas, bolsas de bienvenida, pulseras, gorras, camisetas e incluso DVDs firmados por actores como Aaron Paul se venden a precios desorbitados, desde 50 hasta 900 euros en algunos casos. Los asistentes han criticado que la reventa eleva aún más los costes y pone a prueba la paciencia de quienes buscan disfrutar del evento de forma tradicional.
A pesar de las críticas, la Comic-Con de Málaga sigue consolidándose como un referente del ocio y la cultura ‘friki’, atrayendo a miles de aficionados y generando un lucrativo mercado paralelo que demuestra que la fiebre por los objetos exclusivos y el merchandising sigue muy viva.
El éxito del evento ha dejado claro que, más allá de los inconvenientes logísticos, la Comic-Con no solo es una experiencia para los fans, sino también un negocio rentable para quienes saben aprovechar la exclusividad de sus artículos.

                        